In this interview, health worker and community activist, Romina McCandless (b. 1983), talks with her mother, Mirna Bria (b. 1946), about her life experiences as immigrants. In 1984, Bria and her husband left their native Argentina and moved with their two young kids to South Africa looking for better economic opportunities. At the end of the Apartheid in 1994, the family relocated to Hilton Head, South Carolina where McCandless lived until she left to attend the College of Charleston. In the first part of the interview, McCandless and Bria remember the years they lived in South Africa, the reasons why they moved to Hilton Head, and the challenges they faced in both places. They share memories but present different explanations about the events they recall. In the second part of the interview, McCandless focuses on her community work. She explains that while working as an interpreter at MUSC, she became aware of the disparities in health care access and delivery related to race, ethnicity and socioeconomic factors that were affecting the Hispanic community. This knowledge fueled her passion for improving the health care system. She obtained a Master’s degree in Health Education and got involved with PASOs, a South Carolina nonprofit organization that focuses on enhancing the Latino community access to health services. McCandless also tells about her work as an SC ACLU Board Member and how this organization was involved in challenging the SC Immigration law SB 20. At the end, mother and daughter remember the last days of Mr. Bria. Descripción: En esta entrevista, la activista comunitaria y trabajadora de la salud Romina McCandless (1983) habla con su madre Mirta Bria (1946) acerca de sus experiencias de vida como inmigrantes. En 1984, Bria y su marido dejaron su Argentina natal y se trasladaron con sus dos hijos pequeños a Sudáfrica en busca de mejores oportunidades económicas. En 1994, después de la caída del Apartheid, la familia volvió a migrar y se estableció en Hilton Head, Carolina del Sur. En esa ciudad creció McCandless hasta que dejó la casa de sus padres para ir a estudiar al College of Charleston. En la primera parte de la entrevista, McCandless y Bria recuerdan los años que vivieron en África del Sur, las razones por las cuales llegaron a Hilton Head y los desafíos que enfrentaron en ambos lugares. Madre e hija intercambian recuerdos, pero ofrecen diferentes explicaciones y significados a los eventos que recuerdan. En la segunda parte de la entrevista, McCandless se centra en sus pasiones: el trabajo comunitario y las políticas de salud. Explica que trabajando como intérprete en MUSC se dio cuenta de las disparidades en la prestación y acceso a servicios de salud y entendió como la raza, el origen étnico y los factores socioeconómicos afectaban negativamente a la comunidad hispana. Este conocimiento alimentó su pasión por mejorar el sistema de salud. Obtuvo una Maestría en Educación para la Salud en la Universidad de Carolina del Sur y se involucró con PASOs, una organización sin fines de lucro cuya misión es mejorar el acceso de la comunidad latina a los servicios de salud. McCandless también cuenta acerca de su trabajo en la junta de directores de la Asociación Americana de los Derechos Civiles (ACLU) y como esta organización lideró el proceso para recusar la ley de inmigración de Carolina del Sur SB 20 . Al final de la entrevista Bria y McCandless recuerdan los últimos días del señor Bria.
Diana Salazar is a Mexican American born in Homestead, Florida. Her father and grandfather worked as labor contractors, supplying immigrant workers to farmers on the Eastern Seaboard. In the interview, Salazar remembers when she was twelve and a teacher told her “do not become a statistic Mexican girl that works in the fields and gets pregnant. […] You go get your education because you’ve got it in you.” She also recalls that as a child she witnessed an immigration raid on a labor camp in Maryland. Though she knew she was not at risk of being deported, the events left a deep impression upon her. Around the age of sixteen, her parents moved to Orlando and stopped being migrant workers because they did not want this lifestyle for their children. Later, they moved to Hollywood, South Carolina where Salazar completed her high school senior year at Baptist Hill High. She returned to Orlando, Florida where married her first husband. She came back to the Lowcountry in the 1980s with her second husband and first child. Salazar tells about her extensive work experience and activism. In 2006, when massive immigrant protests were held around the country to raise awareness about the struggles of undocumented individuals and demand comprehensive immigration reform, three thousand people congregated in Marion Square in Charleston. Salazar tells she organized the march with the guidance and support of her cousin Emma Lozano, a Chicago activist, but she found no support from local politicians. Salazar is proud of her achievements, among them being the recipient of the Martin Luther King Picture Award. Descripción: Diana Salazar nació en Miami, Florida. Su padre y abuelo trabajaron como contratistas, supliendo de mano de obra de trabajadores inmigrantes a los agricultores de la costa este de Estados Unidos. En la entrevista, Salazar recuerda dos eventos que la marcaron siendo niña. El primero fue una conversación con un profesor que le dijo "no te conviertas en una estadística, otra chica mexicana que trabaja en el campo y se embaraza joven. [...] ve y edúcate". El otro suceso fue una redada de inmigración de la que fue testigo en un campo de trabajo en Maryland; a pesar de que sabía que no estaba en peligro de ser deportada quedó profundamente impactada. Cuando tenía aproximadamente dieciséis años sus padres decidieron dejar la vida migrante y se establecieron en Orlando, Florida. Más tarde se trasladaron a Hollywood, Carolina del Sur y fue allí, en la escuela Baptist Hill donde Salazar curso su último año de la preparatoria. Siendo muy joven se casó y fue a vivir Orlando con su marido. En los años ochenta regresó a Carolina del Sur con su segundo marido y su primer hijo y desde entonces ha residido en el Lowcountry. En la entrevista, Salazar cuenta sobre su amplia experiencia laboral y su activismo. En el año 2006, cuando miles de personas marcharon en distintas ciudades del país para crear conciencia sobre las luchas de los indocumentados y para exigir una reforma legislativa, alrededor de tres mil personas se congregaron en Marion Square en Charleston. Salazar explica que fue ella quien organizó la marcha, que recibió el apoyo de su prima Emma Lozano, una activista de Chicago, pero que en cambio, no encontró repuesta positiva en los políticos locales. Salazar se siente orgullosa de sus logros entre los cuales figura de haber sido elegida para recibir un premio por su trabajo en la comunidad llamado Martin Luther King Picture Award.
Lucia (Lucy) Cordero was born in 1941 in Arecibo, Puerto Rico. When she was twenty-one, she married Angel Cordero. They lived and raised their children in the city of San Juan. Her husband worked with the Federal Aviation Administration as a traffic controller and in 1982, he was transferred to Charleston, South Carolina. They moved with their three young adult children and got established in Goose Creek, South Carolina. Cordero describes Charleston in the 1980s, stating the Latino community was almost non-existent. Cordero remembers she met her first friend at Sunday mass at the Naval Weapon Station's church, and thanks to her, they connected with other Latino families. Soon, they started gathering to share celebrations and to keep their cultural heritage alive. This small circle expanded to more military families and gave birth to the Tri-County Hispanic American Association. This organization, the oldest Latino organization in the Lowcountry, was later instrumental in the organization of the first Latino festivals in the area. The Catholic faith was very central to community life, and Cordero remembers their efforts to have Spanish Sunday mass celebrated in the Charleston area. Finally, Cordero reflects on the growing Latino community in the region and the challenges the community faces. Descripción: Lucia (Lucy) Cordero nació en 1941 en Arecibo, Puerto Rico. A los veintiún años se casó con Ángel Cordero. La pareja se estableció en la ciudad de San Juan y allí criaron a sus tres hijos. Angel trabajaba para la Administración Federal de Aviación como controlador de tráfico. Cuando en 1982 fue trasladado al aeropuerto de Charleston en Carolina del Sur la familia se radicó en Goose Creek. Cordero describe Charleston en los años ochenta y afirma que la comunidad latina de tan pequeña, era casi inexistente. Sin embargo, encontraron a su primera amiga en la misa dominical en la base naval (Naval Weapon Station) y fue así que conocieron a otras parejas con las que empezaron a reunirse para compartir su cultura y celebraciones. Tanto disfrutaban estos encuentros que su pequeño círculo pronto se amplió a más familias militares. Los Cordero fueron socios fundadores de una organización llamada The Tri-County Hispanic American Association. Esta organización desempeñó un papel decisivo en la organización de los primeros festivales latinos de la zona. Cordero recuerda también que estas familias trabajaron arduamente para que hubiera misas en español en el área de Charleston. Finalmente, reflexiona sobre el crecimiento de la comunidad latina en el Lowcountry y los desafíos que esta enfrenta.
Paula Tejeda was born in San German, Puerto Rico in 1946. Besides her daily job as Charleston School of Law Associate Law Librarian and Head of Technical Services, Tejeda is the president of Círculo Hispanoamericano de Charleston. In the interview, she remembers her childhood, her college years, and her vast career as a professional librarian in Puerto Rico, Santo Domingo, Florida, and South Carolina. In 1985, she moved with her husband to Santo Domingo because he was employed at Gulf and Western Industries. Four years later, they relocated to Florida and lived there until her two sons reached adulthood. Then, she received a proposal to join the newly opened Charleston School of Law and decided to accept the challenge. In 2004, Tejeda and her husband moved to the Lowcountry and were surprised to find a very diverse Hispanic population in terms of nationalities of origin. Soon, Tejeda and her husband joined the Círculo Hispanoamericano de Charleston. Tejeda describes the history, mission, and goals of Círculo Hispanoamericano de Charleston, an organization she has fully embraced, serving as treasurer and president. Descripción: Paula Tejeda nació en San Germán, Puerto Rico en 1946. Se radicó en Carolina del Sur en el año 2004 para desempeñarse como subdirectora y jefa de Servicios Técnicos de la Escuela de Derecho de Charleston (Charleston Law School). En la entrevista, Tejeda recuerda su infancia en Puerto Rico, sus años en la universidad y su vasta carrera profesional en Puerto Rico, Santo Domingo, Florida y Carolina del Sur. En el año 1981, Tejeda y su esposo se establecieron en Santo Domingo donde él trabajaba para la compañía azucarera Gulf and Western. Cuatro años más tarde se trasladaron a Florida. Cuando sus hijos crecieron y dejaron la casa paterna, Tejeda recibió la propuesta de unirse al cuerpo profesional de la nueva Escuela de Derecho de Charleston. En Carolina del Sur, encontró una población hispana diferente a la de Florida, una comunidad que ella describe como mucho más diversa en términos de nacionalidades de origen. Al poco tiempo de llegados, ella y su marido se unieron al Círculo Hispanoamericano de Charleston, organización en la que se ha desempeñado como tesorera y presidenta. Finalmente, Tejeda describe la historia, misión y objetivos de esta institución.
Luz Alvarado was born in Mexico in 1984. She is a single mother of two, a college student, a full-time worker, and a volunteer. In the interview, Alvarado tells about growing up in poverty and how America resonated in her young mind as the remedy for her family problems. When she was fourteen, she was sent to spend a few weeks with her grandmother who lived in a small town. There she met a man much older than her and was flattered by his attentions. He told her he was on his way to the United States and invited her to go. She decided to go without letting anybody know, excited about the prospect of achieving the American dream, and seeing her brother who was living in Florida. Soon, she realized this man had not been honest about his intentions, but by then she was crossing the border. In the interview, Alvarado tells about the complex relationship she had with this man who became her husband and the father of her two daughters. It took her several years but finally, she was able to leave the relationship, and since then she has been the sole provider for her kids. Because she was a victim of criminal abuse, she was able to apply and obtain a visa that allows her to stay and legally work in the United States. Alvarado says that changing her legal status enormously improved her quality of life; she is no longer living in fear of being deported and separated from her children. Finally, she talks about being a Meals on Wheels’ volunteer, helping her church, and the dreams she has for her future and her daughters’. Descripción: Luz Alvarado nació en México en 1984. Cada día, Alvarado cumple muchos papeles diferentes: es madre soltera de dos hijas, estudiante universitaria, trabajadora de tiempo completo y voluntaria en su comunidad. En la entrevista, Alvarado recuerda que creció en la pobreza y que los Estados Unidos resonaban en su mente joven como el remedio para los problemas de su familia. Cuando tenía catorce años, fue enviada a pasar unas semanas con su abuela que vivía en un rancho. Allí se encontró con un hombre mayor que ella que pronto la hizo sentirse halagada con sus atenciones. Le dijo que estaba en camino a Estados Unidos y la invitó a ir, insistiendo en que debía decidirse pronto. Alvarado pensó que era su oportunidad para trabajar y ganar dólares para ayudar a su familia y también de volver a ver a su hermano que vivía en la Florida. Sin dejarle saber a nadie, emprendió el viaje. No había pasado mucho tiempo cuando se dió cuenta de las verdaderas intenciones de su acompañante y se arrepintió de su decisión, pero para entonces, ya estaba cruzando la frontera. En la entrevista, Alvarado habla de la compleja relación que mantuvo con este hombre que se convirtió en su marido y el padre de sus dos hijas. Cuando finalmente fue capaz de dejar esa relación abusiva se convirtió en el único sostén de sus hijas. Debido a que fue víctima de abuso criminal pudo aplicar y obtener una visa que le permitió quedarse y trabajar legalmente en Estados Unidos. Alvarado explica que adquirir documentos para residir y trabajar legalmente ha mejorado enormemente su calidad de vida, que gracias a ello ya no vive con el temor a ser deportada y separada de sus hijas. Por último, cuenta de su trabajo voluntario en Meals on Wheels of Charleston y en su iglesia y acerca de los sueños que tiene para su futuro y el de sus hijas.