Before settling in the Lowcountry in the late 1990s, Pilar resided with her husband and her young son in the city of Mendoza, Argentina. Pilar worked as a teacher and her husband worked for a company called Villavicencio. The young couple was able to meet their obligations and attend to the needs of their child until a reduction of staff left her husband out of work. Like so many other Argentines hit by the economic crisis, after unsuccessfully looking for work for months, disillusioned and desperate, her husband decided to try his luck abroad. A few months later Pilar joined him. In the interview, Pilar tells about the process of preparing to emigrate and the adaptation to the new life in the Lowcountry. She recalls the people and programs that helped her in her journey and reflects on how the experience of migrating affected the family’s roles and dynamics as well as the construction of her own identity.Antes de establecerse en el Lowcountry a fines de los años noventa, Pilar residía junto a su esposo y su hijo pequeño en la ciudad de Mendoza, Argentina. Pilar trabajaba como maestra y su esposo lo hacía en la empresa Villavicencio. La joven pareja era capaz de afrontar sus obligaciones y atender a las necesidades de su niño hasta que una reducción de personal deja a su marido sin trabajo. Como tantos otros argentinos golpeados por la crisis económica, después de buscar trabajo infructuosamente por meses, desilusionado y desesperado, su esposo decidió probar suerte en el exterior. Unos meses después Pilar, se le unió. En la entrevista Pilar cuenta como fue el proceso de prepararse para partir y la adaptación a la vida en el Lowcountry. Recuerda las personas y programas que la ayudaron en este proceso y reflexiona acerca de cómo la experiencia de migrar afectó la dinámica de los roles familiares como así también la construcción de su propia identidad.
Iris was born in the city of Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, Mexico. Her grandmother served as her main caregiver because her mother worked full time and studied on the weekends. She suffered the absence of her mother, but from her she learned to strive for her goals. As a teenager, she was sent to Mexico City to study cosmetology. When she returned to her town, she fell in love and had her first child at seventeen. She had her own hairdressing and beauty business, but she aspired to a better quality of life for herself and her child. Excited by the stories of prosperity coming from the north, she decided to emigrate. She left her nine-year-old son with her sister and embarked on the difficult journey to cross the border. The crossing was plagued by situations of danger and abuse. Life in the United States was more difficult than she had anticipated, and her plans to reunite with her child took six years to complete. The reunion was fraught with difficulties and the family needed a lot of time and determination to heal their wounds. Iris’s son was at risk of deportation but, fortunately, he was able to apply for DACA and receive approval. Iris worked as a promoter in the PASOs program and currently continues to volunteer in the community and her parish.Nació en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México en el año de 1972. Siendo niña estuvo al cuidado de su abuelita porque su madre trabajaba a tiempo completo y estudiaba los fines de semana. Sufrió la ausencia de su madre, pero de ella aprendió a luchar por superarse y lograr sus metas. Siendo adolescente se fue a vivir a la Ciudad de México para estudiar cosmetología. Cuando a volvió a su pueblo se enamoró y a los diecisiete años tuvo a su primer hijo. Tenía su propio negocio de peluquería y belleza, pero aspiraba a una mejor calidad de vida para ella y su niño. Entusiasmada con las historias de prosperidad que le llegaban del norte decidió emigrar. Dejó a su hijo de nueve años con su hermana y emprendió el difícil viaje para cruzar la frontera. El cruce estuvo plagado de situaciones de peligro y abuso. En Estados Unidos las cosas fueron más difíciles de lo que había anticipado y sus planes de reunirse con su niño demoraron seis años en cumplirse. El reencuentro estuvo plagado de dificultades y la familia necesitó mucho tiempo y trabajo para reparar las heridas. El joven estuvo a punto de ser deportado, pero afortunadamente pudo acogerse a los beneficios de DACA. Lopez trabajó como promotora en el programa PASOs, y actualmente sigue ofreciendo su trabajo voluntario en la comunidad y su parroquia.
Héctor was born San Andres Ixtlahuaca, Oaxaca, Mexico. In the interview, he talks about his land, the Trique culture and language, his work, and his love for basketball. Before arriving in the United States, Héctor followed the path of many young people from his region and emigrated to Mexico City in search of work and better opportunities. Just arrived in the big city, life was difficult because he had no acquaintances and did not speak Spanish well. Later, he got married and had three children. After separating from his wife, he returned to Oaxaca. Before long, he joined a group of people from his town who were planning the trip the north and crossed the border with them, arriving in California, where he worked in agriculture. He eventually settled in Moncks Corner, South Carolina. He started working at Carolina Nurseries and later obtained employment in the construction sector. His greatest passion is basketball. Héctor is the coordinator of the Hispanic League of Basketball that convenes numerous families in the area every weekend.Héctor nació en San Andrés Ixtlahuaca Oaxaca, México. En la entrevista habla acerca de su tierra, la cultura y la lengua trique, su trabajo y su amor por el basquetbol. Antes de llegar a Estados Unidos, Ramírez siguió el camino de muchos jóvenes de su región y emigró a la Ciudad de México en busca de trabajo y un mejor porvenir económico. Recién llegado a la gran ciudad sufrió penurias porque no tenía conocidos y no hablaba bien en español. Más tarde se casó y tuvo tres hijos. Después de separarse de su esposa regresó a Oaxaca. Al poco tiempo se unió a un grupo de gente de su pueblo que emprendía el viaje al norte y cruzó la frontera con ellos, llegando a California, donde trabajó en la agricultura. Finalmente, se estableció en Moncks Corner, Carolina del Sur. Comenzó a trabajar en Carolina Nurseries y posteriormente consiguió empleo en el rubro de la construcción. Su mayor pasión es el basquetbol. Héctor es el coordinador de la liga Hispana de Basquetbol que convoca cada fin de semana a numerosas familias del área.
Margarita was born in Santiago Juxtlahuaca in a very small town in the Sierra de Oaxaca, Mexico. Much of her childhood was spent in a shelter for children, where she suffered from the lack of family affection and from economic shortcomings. At sixteen, she went to live with her uncles in Mexico City and began working. "I was rebellious. I wanted to learn, to get out of poverty, to wear beautiful clothes," she recalls. When she returned to Oaxaca, she worked as a bilingual employee at a small local bank. She met a boy who was a seasonal worker in the United States, and they got married and had two children. Facing the scarcity of resources in Mexico, her husband decided to migrate again, and this time she joined him. They left their children with their mother-in-law and went to California to work in agriculture. They missed their children terribly and considered returning to Mexico, but in the end, they decided that it was better for the children to join them in the United States. Together they traveled and worked in different parts of the country until they finally settled in South Carolina.Margarita nació en Santiago Juxtlahuaca en un pueblo muy pequeño de la Sierra de Oaxaca, México. Gran parte de su infancia transcurrió en un albergue para niños donde sufrió la falta de afecto familiar y las carencias económicas. A los dieciséis años se fue a vivir con unos tíos a la Ciudad de México y allí comenzó a trabajar. “Era rebelde, quería aprender, salir de la pobreza, usar ropa bonita”. Cuando volvió a Oaxaca, trabajó como empleada bilingüe en un pequeño banco local. Conoció a un muchacho que trabajaba por temporadas en Estados Unidos, se casaron y tuvieron dos niños. Cuando la necesidad económica los apremió, el decidió volver a emigrar y ella se le unió. Dejaron los niños con su suegra y fueron a California a trabajar en la agricultura. Dado que extrañaban mucho a los pequeños pensaron en volverse, pero al final decidieron que era mejor que los niños se les unieran en Estados Unidos. Todos juntos viajaron y trabajaron en distintas partes del país hasta que finalmente se establecieron en Carolina del Sur.
Holsapple was born in San Rafael, Mendoza, Argentina, in 1977, where she lived with her family until she left to study drama at the National University of Cuyo in the city of Mendoza. In 2000, while Argentina was in the midst of a severe economic crisis, she decided, like many other young Argentines, to seek new opportunities abroad. She arrived in South Carolina at the age of twenty-three. Although she had friends and acquaintances already living in the Lowcountry, the process of adapting to the new place was not easy. Her life took an even tougher turn when, after marrying an American citizen, she became a victim of domestic violence. Holsapple was determined to leave her situation of abuse, and found refuge in My Sister House, a safe shelter and home for victims of abuse. With the support of professionals, volunteers, and friends, she began the healing process and worked hard to provide proper care for her newborn daughter. A few years later, Holsapple became a citizen of the United States. Currently, she owns her own small business and is proud and grateful for what she has accomplished through hard work and dedication. However, despite these achievements, Holsapple still has mixed feelings about her decision to raise her daughter away from her family and homeland. Holsapple nació en San Rafael, Provincia de Mendoza en 1977 y allí residió junto a su familia hasta que se mudó a Mendoza capital para estudiar teatro en la universidad. A los 23 años en medio de una fuerte crisis económica, decidió al igual que muchos otros jóvenes argentinos, buscar nuevas oportunidades en el exterior. En el año 2000, llegó a Carolina del Sur. Aunque tenía amigos y conocidos el proceso de adaptación a la vida en el Lowcountry no fue fácil. Su vida tomó un giro todavía más difícil cuando se casó con un hombre americano y fue víctima de violencia doméstica. Decidida a salir de la situación de abuso busco refugio en My Sister House. Con el apoyo de profesionales, voluntarios y amigos comenzó a recuperarse y a trabajar para así poder encargarse de su hija recién nacida. Algunos años más tarde, Holsapple se hizo ciudadana americana. Actualmente, es dueña de una pequeña empresa y se muestra orgullosa y agradecida por lo que ha sido capaz de lograr con su trabajo y esfuerzo. Sin embargo, estos logros no disminuyen los sentimientos encontrados que le produce criar a su hija lejos de su familia y su tierra natal.
Lydia Cotton was born in Puerto Rico in 1962. She moved to the Lowcountry in the 1980s. A hard-working woman, her life changed dramatically in 2003 after surviving brain cancer. She was unable to maintain regular employment, but she was determined to make the best of her life. She concentrated her talents and energies on helping the growing Hispanic community in the City of North Charleston. Soon, she became the liaison between the Hispanic Community and the Department of Police of the City of North Charleston. Thanks to this partnership and strong community work, the level of crime in the city reduced significantly. Cotton explains how she has built trust with the residents and authorities over the years and remembers how she and other community workers organized the first community meetings in Spanish in the City of North Charleston. Cotton reflects about the need for community involvement and participation in civic issues, how she understands leadership, and talks proudly about the volunteer work done by a group of Hispanic residents called “Dame la Mano.” Finally, she tells about her last project, a weekly radio program in Spanish that she sees as a new channel to inform, educate, and help people to access the resources they need. Descripción: Lydia Cotton nació en Puerto Rico en 1962 y en los años ochenta se estableció en el Lowcountry. Independiente y trabajadora, su vida cambió drásticamente en el año 2003 cuando le diagnosticaron un tumor cerebral. Afortunadamente se recuperó, pero quedó incapacitada para trabajar en forma regular. Desde entonces concentró sus talentos y energía en ayudar a la creciente comunidad hispana de la Ciudad de North Charleston. Pronto se convirtió en intermediaria y mediadora entre la comunidad hispana y el Departamento de Policía de la Ciudad de North Charleston. Gracias a este trabajo colaborativo el nivel de crimen en la ciudad se redujo notablemente. Cotton explica la naturaleza de su trabajo y cómo fue el proceso de ganarse la confianza de los vecinos y las autoridades. También recuerda como ella y otros trabajadores de la ciudad organizaron las primeras reuniones comunitarias en español en la Ciudad de North Charleston. Explica cuál es su concepción de liderazgo y discurre acerca de la importancia de la participación en temas cívicos. Habla con orgullo de un grupo de vecinos que han formado una organización sin fines de lucro llamada "Dame la mano". Finalmente, cuenta acerca de su nuevo proyecto “Hola Familia” un programa radial semanal y en español que busca informar y educar a la comunidad.
In the second part of her interview, Margarita recalls the different places she’s worked since her family settled in the Lowcountry. Her first job was in North Charleston in a food processing facility, where she spent most of her working hour processing vegetables in a walk-in cooler. She withdrew from that position because she was pregnant and the long hours of work in the intense cold were affecting her health. After the birth of her baby, she got a job at Carolina Nurseries in Moncks Corner and was surprised by how many Mexican workers the company employed. Currently, she works with her husband in a landscape company. Upon arriving in the Lowcountry, Margarita and her family settled in a neighborhood located behind Midland Park Elementary. Margarita remembers with great affection the Midland Park teachers who, from the first school day, supported and encouraged her daughter and continued providing help, support, and encouragement throughout her time at school. Her daughter, a young DACA, is studying at the University of Delaware. Margarita reflects on the limitations she had as a mother to support her daughter in the process of applying for college and expresses the immense pride she feels for her daughter’s achievements.En la segunda parte de la entrevista, Margarita recuerda los distintos lugares en los que trabajó desde que se establecieron en el Lowcountry. El primero, fue en North Charleston en una cámara frigorífica procesando verdura. Se retiró de ese lugar porque estaba embarazada y las largas horas de trabajo en el frio intenso le estaban afectando su salud. Después del nacimiento de su bebe consiguió trabajo en Carolina Nurseries en Moncks Corner y se sorprendió de la cantidad de trabajadores mexicanos que la compañía empleaba. Actualmente trabaja con su marido en una compañía de jardinería. Al llegar al Lowcountry, Margarita y su familia se establecieron en un vecindario ubicado atrás de la escuela Midland Park. Margarita recuerda con mucho afecto a los maestros de esa escuela que desde el primer día apoyaron y alentaron a su hija y que a lo largo de su vida escolar la acompañaron y la ayudaron a encontrar recursos para progresar. Su hija, una joven DACA, estudia en la Universidad de Delaware. Margarita reflexiona acerca de las limitaciones que tuvo como madre para apoyar a su hija en el proceso de ingresar a la universidad y expresa el orgullo inmenso que siente por los logros de la joven.
Carmela was born in a rural community called Ojo de Agua, Santa Cruz, Nundaco, Tlaxiaco, in the state of Oaxaca, Mexico. She grew up speaking Mixtec, learned to speak Spanish in school, and from an early age helped her family with the house and small farm chores. At the age of fourteen, after finishing middle school, she moved to Mexico City. In the interview, Carmela tells about her life in the capital, first under the care of her mother's godmother and then employed with two other families. She tells about the things she learned living in a big city, but also about the situations of injustice and abuse to which she was subjected. Back in her village, Carmela married a childhood friend. Unfortunately, the couple's first baby was stillborn. The loss of her child left her in such deep pain that her family feared for her mental health. Relatives and friends advised them to travel to the United States to distract themselves and recover. Though she was initially unwilling to leave her homeland and terrified to cross the border, she joined her husband anyway and set off along the road to the north. Carmela remembers how they prepared for the trip and the problems they faced in the desert. She also tells of her first impressions upon arriving in South Carolina and how she learned to live in the United States, where her three children were born. Finally, Carmela reflects on work, access to education and health services, her concerns about immigration raids, and her dreams for her family.Carmela nació en una comunidad rural llamada Ojo de Agua, Santa Cruz, Nundaco, Tlaxiaco, en el estado de Oaxaca, México. Creció hablando mixteco, aprendió a hablar español en la escuela y desde temprana edad trabajó junto a su familia en las tareas de la casa y el campo. A los catorce años, después de terminar la escuela media se mudó a la Ciudad de México. En la entrevista, Barrios relata cómo fue su vida en la capital, primero bajo el cuidado de la madrina de su madre y luego empleada con otras dos familias. Cuenta las cosas que aprendió viviendo en una gran ciudad, pero también las situaciones de injusticia y abuso a las que fue sometida. De vuelta en su pueblo, Barrios se casó con un amigo de la infancia. Desafortunadamente el primer bebe de la pareja nació muerto. La pérdida de su niño la dejó sumida en un dolor tan profundo que su familia temió por su salud mental. Familiares y amigos le aconsejaron que viajara a los Estados Unidos para distraerse y recuperarse. Sin deseos de dejar su tierra y aterrorizada de cruzar la frontera, emprendió junto a su esposo, el camino al norte. Barrios recuerda cómo se prepararon para el viaje y los problemas que enfrentaron en el desierto. También cuenta sus primeras impresiones al llegar a Carolina del Sur y cómo fue su proceso de aprender a vivir en los Estados Unidos donde nacieron sus tres hijos. Por último, Barrios reflexiona sobre el trabajo, el acceso a la educación y los servicios de salud, sus preocupaciones sobre las redadas de inmigración y sobre sus sueños para su familia.
Felipa was born in a small town in the state of Oaxaca called Capulín and grew up there with her parents and six siblings. She never went to school and contributed to the family economy by participating in the house and field chores from a very young age. Her father was a seasonal agricultural worker in northern Mexico, and Felipa began traveling and working with him when she was nine years old. At the age of fourteen, she moved in with the father of her first daughter, who later emigrated to the United States and never returned. She met and married a farmworker from Guerrero, and together they decided to try their luck in the United States. They traveled the country, working in the fields and in poultry processing plants. Her marital life was very difficult, and fearing for her life, Felipa returned to Mexico. Determined to turn her life around, she left her children with her mother and returned to work in the United States with the illusion of saving enough money to be able to have the whole family together. "My reason is to bring all my children here in the United States so that I can work and give what they want and they can study, " Felipa said. She is now grateful to have achieved her dream: "When I reunited with all my children I told them, ‘Now I'm happy,’ and even now I'm still happy for it, because a daughter died, but I know she died, I know where she is, I know where she went. But they're all with me, I know what they do, I know what they are going to do. There is one who obeys, one does not obey, but I am with them.” Felipa proudly reveals that one of her sons, Antonio, graduated with honors from Strafford High School and is currently a student at the College of Charleston. Felipa nació en un pequeño pueblo del estado de Oaxaca llamado Capulín y allí creció junto a sus padres y seis hermanos. Nunca fue a la escuela y desde pequeña tuvo que dedicarse a las labores del hogar y el campo. Su padre trabajaba como campesino migrante en el norte de México y a los nueve años, Felipa López empezó a viajar a la cosecha junto con él. A los catorce años se fue a vivir con el padre de su primera hija, quien luego emigró a Estados Unidos y nunca más regresó con ellas. Más tarde se unió a otro jornalero originario de Guerrero, y juntos decidieron probar suerte en Estados Unidos. Recorrieron el país trabajando en la agricultura y en plantas procesadoras de pollo, pero a causa de los problemas matrimoniales y temiendo por su vida Felipa regresó a México. Decidida a dar un vuelco en su vida, dejó a sus hijos a cargo de su madre y regresó a trabajar a Estados Unidos con la ilusión de ahorrar para poder tener a toda la familia junta. “No perdí tiempo”” Mi razón es traer todos mis hijos aquí en Estados Unidos, para que yo pueda trabajar y dar lo que ello quiere y estudiar ellos.” Felipa se siente agradecida de haber logrado su sueño: “cuando yo encontré todos mis hijos les dije, ahora sí estoy feliz y hasta horita sigo siendo feliz por ello, porque una mi hija se murió, pero sé que se murió, sé dónde está, sé dónde se fue, pero todos ellos están conmigo, sé lo que hacen, sé lo que piensan hacer, hay uno obedece, uno no obedece, pero estoy con ellos.” Felipa cuenta con orgullo que uno de sus hijos, Antonio, se graduó con honores en la escuela Strafford y actualmente es alumno del College of Charleston.
United Methodist Church minister Wiley Barrow Cooper (b. 1942) was born in Greenville, South Carolina. In addition to his pastoral work, he had a long career in human services. In the interview, Cooper discusses his association with South Carolina Clergy Consultation Service for Problem Pregnancies (SCCCS) in Greenville. He explains why he became involved, his role as a volunteer counselor, and the problems women faced during that time in South Carolina. Finally, he reflects on his own spiritual beliefs regarding abortion and his participation in the civil rights movement.